Síp, te entiendo(Estelle)

por **Nicholas Lekker** Sáb Mar 19, 2011 12:05 am

Le dí una patada al balón de fútbol, que casi entra a la portería improvisada(un par de árboles), sino fuera porque Patrick era un maldito genio para detener los mejores tiros.Le hice un gesto de molestia fingida antes de colocarme en su lugar.El balón se coló por entre mis piernas de un modo casi estúpido.Bah, que mierda, lo mío era el bajo, no los deportes.Soy un ser humanista mas que fisico.Como fuera, Patrick se despidió un rato después."Tengo que cuidar a Jen", había dicho antes de salir corriendo.Jennifer era su hermana pequeña, una caprichosa que exasperaba hasta al más santo.Apenas tuve tiempo de lanzarle el balón antes de que desapareciera por los arbustos.

Recapitulemos.Son las 19:30 de un sábado.No tengo nada mejor que hacer que quedarme en el parque.Podría volver a casa, pero la verdad era que no quería.Necesitaba alejarme un poco de allí para pensar con seriedad sobre todo el asunto.

¿Qué asunto?, te preguntarás.Pues es muy sencillo.El asunto de los Dioses, el asunto de Rose y sobre todo, el hecho de que mi mejor amigo era primo de una semidiosa.Le había estado dando vueltas a la cosa.Para empezar, la relación entre ambos.¿Por parte de quién eran parientes?¿Y si era por algún lado "inmortal"?Un Dios, quizás.O tal vez un semidios.No lo tenía claro.Por otro lado no dejaba de pensar que si fuera así Chris me lo hubiera contado.Luego recordaba que era hijo de un agente.¿Confiarían en mí con algo así?Liz era otra de mis muchas sospechas.Era la prima supuestamente, mas yo la había visto actuar de un modo extraño en más de una ocasión.Después paraba, me miraba cuándo aparecía y volvía a comportarse normalmente.Y entre una cosa y otra, me sentía muy confuso.

Así que ahí estaba yo.En una perfecta tarde de otoño, dando vueltas por el parque mientras me acomodaba mi camiseta azul, intentando acomodar las ideas en mi mente, porque nunca me habían gustado las mentiras.Una parte de mí realmente esperaba que todo aquello no fueran más que paranoias.Me dolería que mi mejor amigo no tuviera confianza en mí.Éramos como hermanos.Si fuera cierto, me lo contaría, ¿no?

—Lo siento...—murmuré apartandome al chocar contra una persona.Demasiado distraído iba.

por **Estelle I. Hawkins** Sáb Mar 19, 2011 12:45 am

Observé la foto de mi madre, acariciándola con un dedo. Mi madre. Recordaba muy bien su trágica ida de este mundo. Algo que yo no tenía que haber visto. Justo hacía cinco años... Tan solo tenía once años. Era una simple niña que vivía en su casa, feliz. Tan solo era diferente por su trastorno obsesivo compulsivo, pero nada más. Aquél día se desmoronó todo a mis pies.

Me desperté en uno de los gritos. No era el último, pero tampoco el primero. Me sorprendió oír los gritos. Yo no sabía nada de las peleas que tenían mis padres cuando no estaba. Cuando venía mi madre a recogerme del colegio con un morado en el ojo, me decía que se había dado un golpe con la puerta, o que se había caído por las escaleras o en el baño. Y yo, me lo creía.

Me levanté de la cama, sin entender nada. Eran fiestas en el pueblo y a pesar de ser ya muy de noche, se oían muchos petardos, algunos muy fuertes. Llegué al salón. Moví mis pies, fríos en la baldosas de mármol. La puerta del salón estaba medio abierta, me acerqué y saqué la cabeza, curiosa, y mis pupilas se dilataron del miedo, mis dedos se agarraron con más fuerza a la puerta, mientras veía a mi madre luchando por defenderse de mi padre, que le gritaba furioso. Me quedé muda de miedo, inmóvil, Notaba como el pecho me dolía y mis sentimientos hacia mi padre cambiaban bruscamente. Mi madre gritaba que eran inocentes y él decía que nos ponían en peligro que eran una amenaza. ¿Quienes? En aquel momento no lo pensé, solo miraba a mi pobre madre.

Mi padre cogió un cuchillo de la mesa y se lo clavó en el pecho. Ahí grité, grité y lloré. Mi madre cayó al suelo y no volvió a levantarse. Mi padre me vio y me cogió de la camisa, amenazándome con el cuchillo y me hizo prometer que no diría nada a nadie y que cuando la fiesta se calmara fuera a enterrar al cadáver de mi madre.

Unas lágrimas saladas cayeron por mis mejillas al recordar. Recordé el pésimo entierro que le pude hacer con once años, recordé la alegría que tuve al encontrar su diario, recordé aquél dia, cuando no podía dormir por puro miedo, que había encontrado el collar con la foto de mi madre bajo la almohada. Mi madre, tan previsora ella...

Cerré el colgante y me lo coloqué bien . Me quité las lágrimas de la cara y miré el reloj. Ya era hora de volver a casa, pero yo tenía miedo. Miedo a mi padre y a lo que pasaría hoy... Me levanté de todas maneras, aunque seguía pensando en escaparme algun dia de casa, temía a mi padre profundamente.

Choqué con alguien, y a al ver la camiseta azul pegué un grito y me separé de él, asustada. Mi padre siempre llevaba camisetas de color azul, por eso yo nunca llevaba nada azul. Le había cogido mucha manía a ese color.

-¡Lo siento! Perdon pensaba en... bueno...- Las lágrimas volvieron a bajar sin poder frenarlas por mis mejillas. Perfecto, vaya entrada en escena, Estella.

por **Nicholas Lekker** Mar Mar 22, 2011 7:59 pm

La joven se echó hacia atrás bruscamente al chocar conmigo, como si mi contancto la hubiera lastimado de algún modo.Parpadeé, saliendo de mi ensoñación.Parecía nerviosa, triste o...No lo sé, pero tuve la impresión de que necesitaba protección, a lo mínimo un abrazo.El parque estaba ya prácticamente vacío.Oscurecía pronto, las madres intentaban llevarse a sus hijos pronto a casa.Una gélida corriente de aire me revolvió el cabello.

-No pasa nada, los dos íbamos distraídos, discúlpame.-le sonreí, alzando luego una ceja.¿Porqué lloraba?-¿Estás bien?-era obvio que no lo estaba.Ahora captaba mejor el sentimiento que emanaba.Miedo.Lo percibía, con claridad.Hubo una vez que yo había sentido algo parecido, sé reconocer las señales.-Aunque llorar sea bueno, la sensación no es agradable.No deberías hacerlo.-murmuré con suavidad, como si en el fondo supiera lo que le ocurría, a pesar de no conocerla.Era como si un halo a su alrededor me permitiera recordar.

Cerré los ojos medio segundo.

Recordar a mi padre, a aquel hombre que se había convertido en un asesino, que llamaba monstruos a los...quizás debería irlo aceptando...a los semidioses, cuándo él era el único ser monstruoso que yo había conocido de momento.Y era aquella la sensación que tenía con esa joven.Como...Como si supiera lo que estaba pasandole, en el fondo.

Los volví a abrir, reencontrandome con el paisaje.Ella seguía apartado, respirando agitadamente y al parecer algo asustada.Sonreí, de nuevo, e hice un gesto con la cabeza.

-Tengo algo de dinero.¿Te apetece algo de beber mientras te calmas?-a ver si ella no era como Rose...

por **Estelle I. Hawkins** Miér Mar 23, 2011 2:44 pm

Me quité con la manga de mi chaqueta las lágrimas, intentando frenarlas. Sollozaba aún, pero ya no me caían lágrimas. Miré a aquél chico que me miraba comprensivo, como si supiera que me pasaba. Pero aquello era imposible. No tendría ni la más remota idea de que me sucedía. Hipeaba, sin poder evitarlo. Negué con la cabeza débilmente cuando me preguntó si estaba bien. No, no lo estaba. Los ojos me picaban y huir de casa cada tarde por el miedo, por el puro miedo, no era nada agradable y no era estar bien.

Cerró los ojos, concentrándose en algo, como recordando. Yo ya no quería cerrarlos y recordar. Recordar aquél día de fiesta, recordar como me desmoronaba mientras cavaba para enterrar a mi madre, que yacía fría a mi lado, inmóvil, con la camiseta manchada de sangre y en su cara se apreciaba el dolor. Agité la cabeza bruscamente, deshaciéndome de aquellos recuerdos, justo cuando veía que él también abría los ojos. Seguí apartada, sollozando y temiendo llegar a casa. No quería volver a ver a mi padre, no quería su interrogatorio, no quería que se enfureciera y volviera a las manos...

-No debería...- Hipeé. Me mordí el labio inferior.-Mejor sí. No quiero llegar a casa de esta manera, podría tener más problemas de los que ya tengo...- Me di cuenta de lo que hacía, abrí mucho los ojos y empecé a mover la cabeza bruscamente de un lado al otro, negando.-¡No es que esté mal! ¿Eh?

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