Y me pillas trabajando(Rosie)

Observé mi reloj de muñeca, aún era temprano, y estaba algo cansada de caminar, había ido al centro de la ciudad para que arreglasen las cuerdas de mi guitarra, estaban algo viejas, y ya no sonaban tan bien como antes. Dos horas, eso había dicho el dueño de la tienda, alegando tener otros trabajos postergados y que debían ser entregados, así que tenía dos opciones. Volvía a casa, a oír a mamá y sus quejas, o me quedaba dando vueltas hasta que se hiciera la hora y acortar el momento de tortura en casa.

¿Motivos?, había llegado un poco más tarde del horario impuesto..una hora, tal vez dos, y quien dice dos dice tres. Pero el concierto al que había asistido había tardado en empezar, y con el lio de gente a la salida, y más tarde el tráfico..

¿Resultados? Una madre tentada a castigar y rabiosa.

Me adentré al local, y me senté en una de las últimas mesas, alejada del público, que se había empecinado en sentarse todos en un sector, algunos por no sentirse solos, otros por chismosos, los demás porque les daba algo de molestia caminar hasta el final habiendo mesas adelante. No era mi problema ni mucho menos, pero mi mente parecía ser algo aparte de mi cuerpo, volaba sola.

Me senté y me quité las gafas que papá me había obsequiado, las de sol, con mis iníciales en una de las patillas. Observé el lugar, atendiendo y no atendiendo a la vez. Humanos, si supieran que era demiblood se pondrían..histéricos, otros me lanzarían con cubiertos, y el resto se acercaría a curiosear. A veces no sabía sí había sido realmente bueno el despiste de mis ascendientes dejando a la suerte nuestra identidad, sobre todo porque mucho de ellos..

Fruncí el ceño tomando el menú para devolvérselo, no le había echado un vistazo pero supongo que tendrían agua ¿no?. Tenía la garganta seca, tal vez debido al tiempo que hacía, húmedo, restando aire.. Ahora me había convertido en meteoróloga. Sonreí

-Una botella de agua, y..-Observé al camarero. Su rostro me sonaba familiar, pero, ¿de dónde?

¿De dónde podría conocerlo?, me quedé algo pensativa un segundo, y entonces..la escuela claro, lo había visto allí, probablemente era alguno de los que siempre nos molestaban, de ese grupo ridículo que había creado en contra de ‘la gente como nosotros’, como solían decir. Y luego, aish, la fiesta de Miranda, donde había pasado ¿qué?, la mitad de las chicas hablando de él y que bien se veía con su nueva camisa, por dios. Como odiaba que las niñas se pusieran en celo sobre todo por alguien que parecía carecer de cerebro.

-Y si quiero algo más, te lo haré saber-Comenté volviendo mi atención al papel en blanco que esperaba que compusiera en él.

Sonreí más por cordialidad que otra cosa, e intenté volver a enfocarme en papel en blanco, intentar escribir sería una perdida de tiempo como muchas otras veces, y tenía tantas ideas en mente que necesitaba hacerlo, así que esperé a que el camarero se retirara. Me irritaba que las personas sintieran lastima, o si quiera se atrevieran a verme de otra..

Ya te ven de otra forma.

Me dijo una voz en mi mente. Tal vez, pero, sólo sí yo lo demuestro, aunque no me sentía avergonzada por ser de esta manera, cualesquiera que fuera la situación y los motivos, por mi enfermedad, por mi TDAH o si quiera por ser una demiblood. Um, volvía a distenderme del punto principal.

Quería componer, tenía dos horas antes de ir a buscar la guitarra. Apoyé el lápiz en el papel, y me quedé observando una vez más la ventana, el paisaje que ella mostraba, con el objeto entre mis dedos moviéndose, golpeando la mesa, una y otra vez. Alguien chistó, volviéndome al bar, al contexto.

Un leve tono rosado corrió por mis mejillas, acompañado de un ardor extraño, casi frio. Tomé el papel en el que solo había hecho algunos garabatos y lo abollé en mi puño. Seguidamente me incliné para tirarlo dentro de mi mochila, pero recibí un golpe en la frente, levanté la mirada y ahí estaba, unas risitas, y mi mirada se dirigió a la mesa en diagonal a la mia. Las porristas de la escuela. Genial. Simplemente genial. Sobre todo porque aquellas cuatro pertenecían al grupo que nos hacía la estadía imposible. Eso solo me traería problemas. Entonces, podía irme, como cobarde..

O actuar como valiente y retirarte. Había dicho mi abuela, pero papá siempre negaba, y decía que era imposible porque siempre haría algo que no estaba en mis planes, y eso era tan de él.

Me llevé la mano a la frente, a esta altura, la marca de la bandeja ya se encontraba tatuada en mi frente, como una línea rojiza y poco profunda. Observé el plato que me trajo, e iba a decirle que se había equivocado cuando dijo lo que dijo, y adiós a cualquier cordialidad que hubiese podido mantener.

Nicholas Lekker, se hayaba en constante relación con personas como las que se reían de mi torpeza allí a unas mesas, el típico jovencito de las películas, que va a fiestas, liga con varias chicas es una noche, y un rato después olvida sus nombres, el tipo de mortal que estaría en contra de los demiblood. Así se mostraba, y con eso me quedaba.

-No lo quiero. Mucho menos sí intentas un truco burdo como lo es intentar sacarle el numero a una chica por unas simples papas gratis. Probablemente te funcione algo así en aquella mesa, incluso lo aceptarían aunque no fuese light, enserio, así que por favor, llévatelas.-Empujé con tranquilidad el platillo hacía él, mientras mantenía mi otra mano en la frente friccionándola levemente para que la marca desistiera

Humillación, nivel experto, Rose. Pero una voz volvió a resonar en mis pensamientos, y sonaba a James, ¿y qué, y qué?. Era la perfecta ayuda para animarme, ¿cuántas veces había salido humillada antes? Expulsada de dos Institutos, quién era, lo que tenía, ahora la secundaria. Realmente nada podía empeorar, y no iba a dejar que se regocijaran creyéndose superiores. Que cruel podía ser la gente algunas veces..Pero sí ese era el juego que querían jugar, pues me dejaría llevar como hacía siempre.

Enarqué una ceja en cuanto el joven comenzó a hablar. Al parecer había tocado su orgullo varonil, no me creía más de lo que era ni mucho menos, esas eran ideas suyas, y en todo caso él mismo se había buscado lo que le pasaba, vamos, conocía los de su tipo.

-Anda riete también, ¿o tienes miedo que no te deje propina?Dije volviendo a mi anterior terapia. Mover el lápiz sobre la mesa.

Observé el reloj en la pared, no habían pasado ni diez minutos de mi llegada, y ya me estaba metiendo en problemas. Mamá no estaría nada contenta, pero intentaría que no acabase tan mal, sí él lo dejaba yo también, pero simplemente no podía callarme. Era como una polvorita, así me había apodado papá.

-¿Cegada por mi ego?. No creo en tus gestos de ‘amabilidad’-Enfaticé burlona, ocultando la molestia que provocaban sus palabras.Debía ser otro de los que me señalara como rara.-Precisamente, estás trabajando, debería ocuparte de tu trabajo, y no ponerte a querer ligar con los clientes. Y que tu no me conozcas, o tengas el cerebro del tamaño de un nuez, como para no tener un registro de recuerdos, ya sea memoria a corto o largo plazo, no significa que yo no sepa quién eres. Tus juegos de caballero ocultando su celo no van conmigo Lekker.

Dije en voz baja para no molestar a los demás clientes, aunque algún que otro curioso ya se encontraba observándonos, me centré nuevamente en mi vaso de agua, evitando las miradas de las porristas, que ahora sonreían de forma idiota, por la atención de su querido amigo, y me rasqué la cabeza. Irritante.

Lo vi pasar varias veces, mientras observaba otras cosas, sin prestar real atención a nada en realidad, nada fuera de lo normal en mi, el TDAH hacía su trabajo. El vaso de agua tenía algunas burbujas dentro..

Contrólate, me dije, notando mis reacciones en conexión con ella.

Observé de reojo al joven, yendo y viniendo, en parte podría aceptar que me pase, pero me irritaba que los jóvenes trataran a las chicas como sí fueran..una cosa material, no entendería realmente por qué algunos las pasaban bien así, pero sabía que no era mi deber criticarlos, sobre todo porque yo misma tenía mis errores, ignoré las miradas, y las opiniones por lo bajo que las jóvenes insulsas soltaban sin educación alguna sobre mi persona. Cerré los ojos, y me imaginé la escena siguiente. Una de ellas se levantaría, y me identificaría como la niña demiblood, que podía trastornar el mundo, cambiar el curso de la humanidad, hacerlos desaparecer, y todas esas tonterías que ellos creían. Lo podía notar en sus ojos, la crueldad en ellos, dejaba acrecentar mi intuición. Pero entonces la voz del joven con el que había discutido volvía a resonar, había pasado poco más de media hora, probablemente vendría a traerme la cuenta para deshacerse de mi, después de todo, sólo había consumido un poco de agua. Pero no.

Volvía a retomar la situación, mira que era cabezota, ¿no sabía lo que era el rechazo?, pues yo podía demostrárselo. Lo tenía bastante experimentado, a decir verdad. Inhalé un poco de aire, oyendo con tranquilidad lo que me decía, más tonterías, intentando excusarse, y hacerme sentir mal, había cosas peores, creedme.

-Bueno, las cosas nunca salen como uno quiere, querido-Comenté como primer punto, y luego me levanté del asiento, no podía permanecer en aquel lugar, sobre todo porque podía aprovechar ese tiempo, en algo mucho mejor, como por ejemplo, caminar sin rumbo alguno, sin que nadie me estuviera picando, y burlándose de mi, hasta llegar a la tienda musical.-Tu vida privada es muy interesante enserio, porque no la escribes en la servilleta, y lo dejas en la mesa, sino lo olvido la llevaré-Agregué irónicamente frunciendo el ceño. Pero el agua detrás de mi enserio comenzaba a hervir, contrólate, Rose, contrólate.-Pues realmente me da igual que te creas mayor, tal vez deberías comunicárselo a tu cerebro, y antes de decir algo sobre mi deberías..

Es todo, como si fuera, la cola de un tornado chocando en el centro del océano, no entendía cómo, el agua del vaso se volcó, derramándose sobre la mesa, y los vidrios estaban regados en el sillón, pero eso fue lo mínimo. Del pasillo que recorría hacía los baños, una avalancha de agua arrasó mesas, clientes, comida..

Demonios, demonios, demonios.

Gente furiosa, las porristas histéricas, me había metido en un gran problema, y solo oía, 'que alguien llame a la policía, y se lleven a este monstruo'. Oh, sí, Rosie, lo lograste. Mira lo que hiciste. Me encontraba absolutamente incordiada, y posiblemente desprotegida, y mis ojos sólo podían expresar un lo lamento en ellos. Incrédula ante todo aquello.

Observé el desastre que había causado, evidentemente había ciertas cosas que aún no podía controlar, evidentemente..La gente dejó de observarnos, debido a las palabras del joven. O era muy tonto, o se encontraba haciendo su buena acción del día..

Me quedé en silencio, sin mirar a nadie hasta que todos hubieron salido del lugar, un desastre, eso es lo que había provocado, y ahora tendría que pagar por los arreglos. Mis padres no estarían nada felices si se enteraban de esto. Pero no quería causar más problemas demasiado tenían ya, y sería hasta hipócrita de mi parte. Me rasqué la cabeza intentando ubicarme en tiempo y espacio.

No podía irme, claro que no, eso no era una opción, y no era de ese tipo de personas, en segundo lugar, mi guitarra, mi amada guitarra debería esperar hasta mañana, probablemente terminara de solucionar todo pasada la media noche. Genial. Me perdería el ensayo también.

-¿Dónde están las cosas de limpieza?-Pregunté sin mirarlo, mientras me subía al mostrador para pasar del otro lado. Probablemente hubiese una puerta pero era yo, no notaba mucho más que un radio central de uno o dos metros, maldito el TDAH.

Me adentré a la cocina, donde ya no quedaba nadie tampoco, al menos le había dado el día libre a más de uno. Me giré sobre mis talones, y miré a los ojos de chico, esperando que me dijera dónde se encontraba lo que buscaba y así pudiera irse.

-Arreglaré todo, para mañana en la mañana estará todo en orden..-Dije segura.-Haz el conteo y llevate el dinero, pero no soy ninguna ladrona.-Agregué volviendo mi vista al cuarto.-Ni ninguna pija..-Finalicé con molestia en un susurro.

Sí mis padres me vieran..pensé. Hasta hace un tiempo había sido el calco perfecto de él, y todo había estado bien porque nadie sabía de nosotros. Pero entonces, de un día para otro, el gobierno decidió sobre nuestras vidas, varios huyeron, cambiaron sus aspectos quienes podían, ocultándose de los humanos, o aparentado ser uno de ellos, y los que peor la pasábamos debíamos ser obligados a vivir una vida miserable, pero no estaba dispuesta a sentarme a ver cómo nos usaban, no, y varios de mis primos y mejores amigos estaban de acuerdo con esa idea. En una maldita odiosa, en eso había tenido que convertirme para que no quisieran pasarme por encima debido a mi ‘especie’, a veces extrañaba mi anterior yo, el que mamá comentaba y recalcaba de papá. Aunque siempre decían que mi forma de ser como una granada esperando a ser detonada tenía mucho que ver. Y la mirada en mis ojos..

Siempre te delatan..

Me había dicho muchos. Supongo que era lo único que no podía ocultar del manto de insolencia con el que me había hecho. Cien veces peor de lo que ya lo era. Hice una mueca con mis labios, y me llevé la mano a los bolsillos, sin voltear a verlo, con una sensación de diversión recorriendo mi cuerpo, ¿por qué?, tal vez llevaba demasiado tiempo aguantando muchas cosas, y a pesar de que mucho allí no habían tenido que ver con mi enojo, recordar a aquellas porristas odiando no haberse puesto maquillaje anti agua, era algo.

-Que la haya, a veces lo correcto es aburrido-Dije sin prestarle demasiada atención. Era un molesto, un joven arrogante, molesto y sabelotodo. Pero eso era algo secundario, había causado un lío del que tenía que ocuparme.

Me dirigí al cuarto que señalaba con un cartel algo viejo, lo que buscaba, y tomé algunas cosas, secador, balde..paños. A continuación, ignorando algunas de las quejas del joven, abrí la puerta trasera, y el agua corrió como cual arroyo.

-No te agradaría ser un monstruo. Además..-Lo observé de reojo.-No podrías con nada de nuestro entrenamiento, eres demasiado flacucho.-Comencé a sacar con el secador el agua que iba quedando, había sido un tono bromista más que otra cosa, aunque con cierta certeza en mis palabras. Él no me caía bien, para nada, no parecía una buena persona, es más, incluso pensaba, que sería como todos los demás. Al menos eso había demostrado, y alguien no se puede quejar de lo que demuestra a los demás, y en todo caso si no fuera así ¿por qué lo oculta?

Todos tenemos nuestros motivos, y actuamos para olvidar otras cosas.

Como yo. Pensé. Pero no podía ponerme en plan pena por alguien, o si quiera a psicoanalizarlo, dudaba que pudiéramos siquiera llegar a hacer amigos, parecíamos dos polos opuestos. Negué ligeramente con la cabeza.

-Calladito te vez más bonito. Así que honranos con tu silencio.-Finalicé, soltando un suspiro frustrado.

Continué limpiando en silencio, levantando algunas mesas, y otras cuantas sillas. Abrí la puerta delantera y el agua volvió a correr cual cascada. Mientras en mi ocupada tarea por reconstruir lo que había deshecho el celular vibraba dentro del bolso sobre una mesa, que se había salvado, la que había sido justamente mía.

Ironías, ¿el chico no conocía de ellas?, avisté más agua bajo un par de mesas así que me dirigí hacía ellas, aún ignorando por un momento sus comentarios. Pensando en otras cosas, la banda, por ejemplo, mis padres por otro lado, mi guitarra que, observé de reojo el reloj en la pared, la tienda cerraba en nada. Podía haber comenzado a componer esta misma noche, sí él no se hubiese topado en mi camino. Sí se hubiera comportado como un camarero normal, y no haciendo gala de sus tontas manías por encantar a alguna chica.

Ironía, Nicholas, fue una ironía-Dije rodando los ojos, mientras levantaba otra silla.-Por supuesto que no me considero un monstruo, soy completamente normal, aunque a los ojos de algunos humanos ‘corrientes’, no merecemos andar sueltos…-Me quedé en silencio pensando en lo que había dicho, y supe que había estado de más. Evité el momento de incómodo silencio dirigiéndome nuevamente a la cocina. Y volví minutos después con más paños.

Seguidamente me arrodillé, para secar el mostrador de madera, y algunas mesas. Aunque aún faltaba bastante.
-Entonces no debo creer que eres idiota aún sí te comportas como uno..lógico..- Agregué sin mirarlo, volviendo a la cocina. Mejor quedarme allí, lejos de él, parecía que terminaríamos lanzándonos con cosas. No entendía como Chris podía tener una amigo así, sobre todo porque no parecían tener mucho en común. Chris, era aplicado, inteligente, sabio, un joven centrado.. y..

Me asomé por la puerta de la cocina, ¿era una broma?, me mordí la lengua por segunda vez, y me llevé las manos a la nuca. Terminaba por demostrarme su igualdad con los demás imbéciles del Instituto.

-¡Oye, pero que te crees que soy!--pregunté ofuscada. Y entonces algo me paso por la mente, sí él era como los demás, y sólo quería usarnos, como evidentemente mostraba, entonces tal vez, sí debía hacerlo lo iba a entregar como si nada. Este tipo me caía cada vez peor, y para no empeorarla, me volví a retirar del lugar hacía la cocina para no tener que lanzarle con un plato.

Comencé a levantar unos vidrios de restos de vasos del suelo, intentando controlarme, pensando en otras cosas. Te vas a cortar, me dijo algo en mi mente, pero es que..me resultaba tan horrible toda la situación, sí tuviera un deseo lo único que querría es volver hace dos años atrás cuando podíamos encontrarnos en el campamento, sin que nadie nos apuntara, nos juzgará y nos quisiera utilizar para sus fines.

-Que imbécil..-susurré continuando con mi tarea.

Demasiadas cosas a la vez, pero el ruido de la calle, más allá fuera de la puerta, te vas a cortar, el callejón al que daba, se oscurecía a cada momento más, había pérdido un poco la noción del tiempo, no sabía hacía cuánto estaba limpiando, te vas a cortar, Rose, y los vidrios seguían tintineando, juntándose en mis manos, y estrellándose con distracción dentro del bote, rondando en mi cabeza cosas que quería hacer, que quería decir, él era humano, y como tal se encontraba destinado a enemistarse con los semidioses, sobre todo siendo uno joven, aquellos eran los más crueles, y yo podría ser, realmente una odiosa mocosa, o cualquier otra cosa que quisiera llamarme, pero sí de algo estaba segura es que tenía que defendernos, porque sí nosotros no hacíamos algo, nadie más lo haría, incluso..había oído una conversación de papá con los Wells, los dioses nunca habían hecho nada por ellos, incluso en la guerra, tenían sus recuerdos, claro, Hades, había salvado a Wendy Swann y a Matthew Wells de la muerte cuando debieron enfrentarse a Cronos, eso era bastante suficiente comparado a lo que nadie había hecho por ellos nunca. Y entonces..

Demonios.

La sangre corrió por el tumulto de agua que se dirigía a la puerta abierta, y pronto una hilera roja decoraba el lugar. Ardía, sí claro. Me observé la mano, que parecía transpirar por la repentina situación, con sudor frío, me arranqué utilizando dos dedos, el trozo de vidrio que había quedado incrustado. No sería ni la primera ni la única vez, mi cerebro solía comenzar a andar solo, como sí nada más existiera, incluso mi cuerpo, y mi motricidad. Me había acostumbrado a vivir con aquella falta de concentración absoluta y completamente relacionada a..

Tomé un paño limpio bruscamente, escuchando una vez más al joven Lekker, ni siquiera podía tener privacidad, e incluso estaba mal que opinara de él por demostrarme ser un don Juan sin sentimientos, notablemente hormonado. Cerré los ojos, y volví a soltar un suspiro, entre el dolor, y la frustración de tener que discutir a cada palabra, me senté en el suelo, sin voltear, con la mano envuelta en aquel paño amarillento, que pronto se volvió de un tono rojizo, y haciendo caso omiso de ello, regresé a mi tarea, intentar alzar los vidrios esta vez, sin cortarme.

—¿Por qué te molesta tanto lo que pienso? ¿Acaso no es un mundo libre? Tu opinas que soy una odiosa, y probablemente otras barbaridades, está bien por mi, yo sé lo que soy, y tendré mis motivos para comportarme de tal o cual manera, pues tu tendrás los tuyos al comportarte de esa forma, y también es aceptable, pero no quiero tener que ver con ello ¿se ha comprendido?—Pregunté pausada y tranquilamente, la situación agotaba a sobremanera. [colo=lightblue]—Y para que dejes la ignorancia, no somos seres salidos de una serie tonta, somos personas, que hemos tenido, la desgracia o la virtud de haber nacido con un linaje que parecía inexistente, simplemente de leyendas y búsquedas de los hombres por creer en seres superiores. Niños con sangre de dioses, sólo eso—[/color]

Continué, volviendo a tomar otro plato roto para tirarlo dentro del cesto, incluso, aún sentada en el suelo, ligeramente empapada. Inhalé profundamente aire, al oír sus palabras, aquel idiota se merecía que le diera una buena lección, pero no estábamos en las mismas condiciones, y sí había algo que era, absolutamente justa

—Sí me odian es por que no soy de las típicas imbéciles que sonríen falsamente, y luego te clavan el puñal por detrás, si me odian es porque no me callo cuando tengo algo que decir, y sobretodo porque sí a ti te dieran un refresco y una jovencita nueva para pasar la noche..—Me levanté ahora sí observándolo. Había pocas personas que podían sacarme de quicio, y a nadie le gustaba oírme cuando me enojaba, sobre todo porque hacía uso de un vocabulario cruel, sin si quiera pestañar, incluso yo misma odiaba esa parte de mi—No dudarías en entregar a alguno de nosotros..

Silencio. Eso era lo que inundaba el lugar, apartando un momento el agua, que ya no era parte de un repentino océano. Los vidrios habían dejado de hacer eco en mi mente, ahora..ahora, no sé, intenté retirar la mano, pero fue sólo establecer un contacto con su piel, para que me sintiera ligeramente avergonzada. A veces pensaba que había salido casi con el carácter de mi tía, prima segunda, o lo que fuese, para todos nosotros cualquier mayor pasaba a poseer el título de tío. Fueran cuales fueran las verdaderas relaciones, pero realmente, nunca tenían ningún lógica, el incesto entre ellos eran algo tan normal como comer helado para los humanos. Comparaciones bizarras, pero que explicaban el sentido de ciertas cosas, o el no sentido. Creo que lo único que se respetaban eran las relaciones absolutamente fraternales, al menos entre semidioses.

Mi mente volvía a divagar por sí sola.

¿Por qué deje que me venderá la mano?. Busqué excusas en mi mente, y al final cuando podía hacer uso de mi carácter para volverlo a alejar de mi, ya había finalizado con su tarea. Un gracias, era todo lo que tenía que decir, un gracias que nunca paso a través de mis labios, en cambio, me levanté, empapada, e hice una mueca para que se acercase. Me quité la venda, y abrí el grifo. El agua corrió lentamente por mi mano, a penas una mueca de dolor, y la herida había comenzado a cicatrizar, como sí un gran borrador invisible pasar en mi palma volviendo a unir los tejidos dañados. A penas una muy pequeña, y casi difusa marca era todo lo que quedaba en aquel lugar. Después de todo, mis poderes no eran muy fuertes. Trabajan a medias, tal y como ciertos aspectos de mi misma, la lectura, la atención, todo era menos que suficiente.

Volví a agacharme, ignorando ciertamente su presencia. No tenía demasiados motivos por los cuales no ser amable con él, simplemente, y sólo tal vez era una cuestión de piel, y algo me decía que no podía confiar, podría ser por un prejuicio, podría ser porque había notado sus acciones, no lo comprendía muy bien; mientras tanto mi lado contario me decía que sí mís tíos, junto con Chris, lo había aceptado en su casa, convirtiéndolo en un hijo más, podría que mis intuiciones fueran erróneas, pero habíamos vivido demasiadas traiciones, que acababan con más de uno sorprendido. Apollo por ejemplo, aún no me cansaba de oír a papá despotricando en su contra, hablando de lo que había hecho.

Volvía a la realidad, una vez más; y el aire había dejado de estar cercano a la amabilidad, pero ahora, ahora experimentaba un silencio diferente, un silencio un tanto más, ahogado, repleto de reproches. Evidentemente, mis últimas palabras me perseguían a mi misma, pensando que tal vez había sido algo cruel con aquella acusación.

La vida es difícil.

Me dijo una voz, justo al momento que me levantaba, dejando el paño sobre la mesada, oyendo el agua correr por el grifo abierto, limpiendo los rastros de sangre que habían quedado en lavabo, y ahí estaba él. De pie, con el rostro..

Uno podía decodificar emociones mediantes gesticulaciones sí podía ver más allá, y lo noté. Una sensación de vértigo me recorrió el cuerpo, me quede estática oyendo lo que me decía, leyendo sus labios, frunciendo ligeramente el entrecejo, observando cierto brillo en su mirada, angustia en sus palabras, enfado..frustración. No lo conocía, ni él a mi, y parecíamos dos pequeños entrando a un juego de hostilidades, buscando algo más en el otro, o simplemente desechando el hecho que pudiera ser tal cual se mostraba. Absoluta, y completamente cegados.

¿Qué le iba a decir? ¿Podía continuar lastimándolo, o más bien mostrándole la realidad, podía gritarle que me importaba nada e irme de allí dejándolo con el lío solo, y entonces, me ví, en un enredo, perdida, tal vez. ¿Por qué?, en algún otro momento podría recostarme en mi cama, observar el techo, y buscar buenos motivos, pero mi cerebro no estaba para computos muy elaborados, él era un ser independiente de mi. Tenía que recurrir a lo de siempre, y a lo que podía, hacer algo sobre la marcha.

—Sólo opino sobre lo que veo. Es lo que me causas, desconfianza; y ten cuidado con mi familia, con Chris, porque puedo tolerar cualquier cosa, menos una traición, y hasta el momento siempre he sido justa, no hago uso de mis poderes de forma consciente para atacar a alguien, pero sí tú osas hacerles algo, te lo juro, Lekker, por mi vida, que no la cuentas, lo último que experimentaras va a ser el agua en tus pulmones—Aclaré con enfado.

Bueno, sí él podía reprochar, alegar, y defenderse, yo también. Probablemente sólo siguiera acrecentando una hoguera, probablemente hiciera que se diera vuelta y se fuera ofuscado, no lo sabía, pero al menos se llevaría consigo el pesar de haber encontrado una chica que le hiciera frente. Observé sus ojos, no sabía, demasiado bien, cómo es que pedir un vaso con agua había desencadenado semejante guerra, pero esto no era normal. Había discutido una que otra vez, con ciertas personas, conociendo los motivos, tanto los suyos como los míos, pero esto. Esto no tenía pies o cabeza, no sabía en qué podía terminar, y siquiera sabía cómo había comenzado. Era un sinfín de malos entendidos, muestras de orgullo, crueldades, y reproches.

Podía suceder, claro. Pero era..absolutamente ilógico que fuera entre desconocidos, o casi. Y allí, en medio de una cocina absolutamente mojada, vidrios en pedazos, y paños sucios, tenía unos ojos grises observándome, a mi sentir, con cierta..opresión, o algún sentimiento cercano al odio, molestia, probablemente.

Me llevé ambas manos a la cabeza aún con el ceño fruncido. Chasqué la lengua.

—No..—Me quedé en silencio, culpabilidad ven a mi, demonios—Mira, sí no me siguieras probablemente no escucharías cosas que te desagradaran. No tengo pelos en la lengua, no soy de las maniquís a las que estás acostumbrado—Coloqué el paño mojado en su pecho y me encaminé por el pasillo para buscar la forma de quitar el agua de los cuartos de baño, con el cerebro oprimiéndome. Me apoyé en la pared un momento, intentando enfocarme. No sé qué había vivido él para reaccionar de aquella manera, con aquella tensión, probablemente algo..tal vez podría preguntarle a Chris, aunque eso sería tener que dar demasiadas explicaciones.

Sin embargo, él tampoco sabía de mí, y bueno, en parte se lo merecía, había visto su sonrisa escondida, cuando las porristas se burlaban. Era uno más, uno más de todo aquellos que nos juzgaban, no podía pedirme, entonces, algo a cambio. Que supiera, él, y todos ellos, que no éramos niños que pudiera usar y desechar como se les diera las gana.