La Gran Reunion Familiar (Victoria, Lilith y Dean)

Suspire pesadamente pensando en que no estaba bien que le pegara. No en este momento. - Bobby se murió, Dean! Se murió porque tuve que ir caminando 40 cuadras hasta la veterinaria porque no me quisiste llevar! – Me daba bronca que Dean me este diciendo eso, cuando mi pobre perrito se había muerto porque no había podido llevarlo a tiempo al veterinario. Para el seguramente solo era una mascota, un perro que no tenia importancia si se moría, pero para mi había sido como un hermano mas. Había pasado un mes totalmente deprimida después de su partida y me venia a reprochar mi reacción. Pero por qué no se iba bien a la mierda!
- No era “solo un perro” y lo sabes, Dean. Que para vos un animal no sea más que eso, un juguetito más en la casa, no quiere decir que para mí también lo sea. Sabes cuanto sufrí por él. – Dije sin poder creer que me estuviera tratando así. Lo vi golpear la pared y como su mano empezaba a sangrar. Arquee una de mis cejas sin entender que locura le había agarrado ahora, pero suspire pesadamente y fui a buscar las cosas para curar su mano cuando vi que estaba llorando.

Volví al living con el paquete de algodón y una botella de alcohol, junto con otra de desinfectante. Agarre a Dean del brazo y lo senté en el sillón. Tomé su mano y empecé a limpiar su lastimadura sin decir nada. Tenia bronca, mucha. Odiaba pensar que mi hermano quisiera a alguien mucho mas que a mi, pensar que por esa chica hiciera cualquier cosa que por mi no era capaz de hacer, como dejar subir a un perro moribundo a su auto. Me molestaba demasiado que creyera que Bobby no era tan importante y todavía le tenía bronca a Dean por aquel episodio en el que le importo más que su maldito auto “no se ensuciara” que la salud de Bobby.

Respire profundamente una vez mas intentando calmarme y olvidarme del tema y volver a lo que le pasaba a él. Cerré por unos segundos los ojos mientras le hablaba entre dientes, intentando disipar la bronca que le tenía. – Te estas quejando de que nunca te enamoraste o que no sabes si lo vas a hacer y estas hasta las pelotas con esa chica...- Dije antes de tirar un poco de alcohol en un algodón y apoyarlo con fuerza en su herida. Todavía estaba con bronca e iba a sufrir, que se bancara el ardor!

Levante la mirada sin poder evitar seguir con el seño un poco fruncido. – Si te dejaras de mariconear tanto te darías cuenta de eso, Dean. – Dije poniéndome de pie para ir a tirar el pedazo de algodón manchado con algo de sangre. Volví al sillón y le eche un poco de pervinox en los nudillos. – Que tenes, miedo de enamorarte? Porque eso es lo que parece en este momento. – Apreté su herida con un algodón limpio para que este dejara de sangrar y lo deje a él sosteniéndolo mientras yo iba a guardar las cosas. – No seas tan idiota y deja de preocuparte por estupideces. Llamala, invitala a salir, y dejate de joder, por favor! – Le grite desde el baño mientras guardaba las cosas. Volví al living y me senté a la mesa. Permanecí mirándolo con el tema de Bobby todavía atravesado en la garganta... – Y Bobby era como mi segundo hermano. Cuando se murió estuve mal por un montón de tiempo, así que no lo trates como si fuera sólo un perro. – Gire sobre la silla para mirar hacia la mesa y me serví un mate...

Arqueé una ceja al escuchar como me gritaba. Encima de que no había ayudado a Bobby, me gritaba por reclamárselo. Escuche lo que me gritaba, lo que decía sobre su amigo Henry y, por un lado, llegue a sentirme mal por recriminarle una y otra vez lo de Bobby. Pero dos segundos después volví a estar enojada. No era mi culpa que Dean nunca hablara de lo que le pasaba y que estuviera emocionalmente “constipado”. Por lo que yo sabia era descendiente de Afrodita y de Némesis, no de algún otro Dios que pudiera leer la mente o adivinar que mierda le pasaba por la cabeza a mi hermanito.

Suspiré pesadamente, totalmente indignada por escuchar sus palabras. Si, ahora la culpa era mía, yo era la insensible que no había adivinado que Henry había muerto y era la mala de la película por estar lastimada por la muerte de mi perro Bobby. – ¿Me estas cargando? Yo que iba a saber que le pasó algo a Henry! Si en la vida hablas de lo que te pasa, no es mi problema! La bola de cristal por ahora no me la regalaron!! – Le grite poniéndome de pie. Ahora si, había logrado sacare de las casillas. - ¿Y qué querés que piense de vos? Si siempre que te pedí que me llevaras con alguna de mis mascotas a algún lado siempre te negabas y siempre te andabas escapando para irte con alguna mina!!!! – Suspiré pesadamente al verlo salir del departamento. Me senté en la silla nuevamente todavía indignada. Si, la mala ahora era yo. La que no había cuidado a su hermano cuando estuvo mal por la muerte de su mejor amigo era yo. – Pero que se vaya a cagar...- Murmuré enfurecida antes de ponerme de pie para llevar el mate a la cocina. Me puse a lavarlo y cuando terminé, al ver que todavía seguía nerviosa, fui a mi cuarto a buscar la cámara de fotos y unos cuantos rollos de películas para ir a sacar unas fotos por ahí. Si algo había que me tranquilizara era eso. Salir a caminar por la ciudad, sacar unas buenas fotos y pasar un tiempo para mi sola, sin pensar en nada y viendo el mundo a través del visor de mi Nikon.

Tomé mi bolsito con diferentes lentes y filtros y salí de casa hacia la playa, no sin antes llamar a uno de mis compañeros de la universidad, de la carrera de fotografía, para que me acompañara.